Dos niños y un perro

Dos niños y un perro

Estás un año más planificando las vacaciones de verano. Contemplas una foto paradisíaca de un hotel: la playa de arenas blancas, las palmeras cargadas de cocos, el océano en tonos turquesa, un mojito con palmerita…
Y de pronto recuerdas que tienes dos niños y un perro.

Imaginarte a los dos angelitos correteando por el hotel, peleándose a todas horas, dando gritos, apelotonados en la habitación arruinando tus siestas sin compasión, es justo la imagen opuesta a la que tenías frente a la foto paradisíaca un segundo antes. Lo piensas y estás a punto de llorar.

Pero piensas, «Lo de los niños es insoportable pero tiene solución, hay hoteles con animación, pero … ¿y el perro? ¿Qué hacemos con el perro?»

¿Lo llevamos a una perrera apretándonos un poco más el cinturón? ¿Lo donamos a la ciencia? ¿Se lo dejamos a mi madre a sabiendas de que puede dejar de hablarnos para el resto de nuestras vidas?

De pronto caes en la cuenta, hay un lugar donde perros y niños pueden convivir sin que tu mujer y tú deseéis desde el primer día volveros a casa.

Se llama camping y hace que tus vacaciones sean realmente relajantes y divertidas.
Eso sí, cuidado porque engancha.

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